Sud - América sale a las calles en mayo de 1884. Fundado para derrotar a Dardo Rocha, el principal rival de Roca durante su administración y el principal contendiente de
Miguel Angel Juárez Celman, para las elecciones presidenciales.
Una vez avanzada la campaña electoral, la mayoría de sus redactores y accionistas se inclinaron abiertamente por la candidatura de Juárez Celman y aquellos que no lo apoyaban, se apartaron del diario. Desde entonces y hasta 1890, Sud-América fue el órgano oficial del juarismo.
El diario era el reflejo del Presidente, de manera muy acentuada. Cada palabra pública era reproducida, explicada, justificada y reelaborada. Se encargaba de defender a su líder de las críticas de la prensa opositora. Este rol del diario estaba íntimamente ligado a la concepción de Juárez Celman sobre la prensa y la opinión pública. Consideraba que los diarios formaban opinión, de acuerdo a sus puntos de vista, y no son representantes de la opinión pública.
A pesar que Julio Roca y Juárez Celman perteneciesen a un mismo partido, algunos conceptos de la administración de Roca fueron tomados y llevados a sus extremos durante el gobierno de Juárez Celman.
Sud-América también se destacó por la forma extrema en que sus columnas recurrían al abuso y la mordacidad, rasgos típicos de la prensa política de esos años, pero llevándolos a sus límites. Su contenido fue mucho menos reflexivo y más batallador.
Por ejemplo, la idea de progreso, también desarrollada por Roca, fue reproducida con fórmulas ya conocidas, pero a partir de 1887, fue desplazada por expresiones más extremas.
Además de características como la exageración, entusiasmo y soberbia, presentes en sus columnas, se destaca la idea de que la Argentina se hallaba finalmente encauzada. Sud-América es, entonces, una de las principales fuentes del mito de una Argentina "condenada al progreso."
A contraste de Roca y, por lo consiguiente, de La Tribuna Nacional, temas centrales como el sistema representativo y el fraude electoral eran omitidos o ignorados por Juárez Celman y Sud-América. De igual manera, el rol de la prensa y de los partidos políticos tampoco fueron objeto de reflexión.
Al contrario de LTN, que garantizaba la libertad de prensa y dejaba en manos del progreso la transformación que debía operarse en la prensa facciosa, Sud-América aparte de hacer uso de la burla y humillación hacia sus opositores, defendía su limitación por la ley. Defendiendo un principio que sostenía que los crímenes derivados de la prensa, deberían ser juzgados por tribunales especiales. En conclusión, defendía el principio de limitar la prensa.
Respecto a partidos políticos opositores, Sud-América exigía su desaparición. Incluso Juárez Celman en sus discursos, ya los daba por desaparecidos, hablando en tiempo pasado, o Sud-América publicaba notas en las que los ridiculizaba, cuando dichos partidos mostraban signos de reorganización.
El Presidente y su diario buscaba y celebraba la existencia de un solo partido, el Partido Autonomista Nacional. La ausencia de oposición organizada, manifestaba el diario, era la mejor evidencia de que la población "se apartó de la mala senda". Aquí, se presenta la idea de "
unicato". Ésta doctrina de partido único, relevante en la definición de la relación entre el gobierno y sus opositores, fue más crucial en las relaciones dentro del mismo Partido Autonomista Nacional (PAN), ya que dentro de éste, la única fuerza política que limitaba al Presidente, algo inadmisible ya que el juarismo pregonaba el poder absoluto en el Jefe de la Nación, era el roquismo. De esta manera, los enfrentamientos entre el roquismo y el juarismo, y entre sus diarios, empezaron a hacerse mucho mas evidentes.
En principio, las tensiones entre el roquismo y el juarismo no se reflejaron en sus periódicos, ni siquiera cuando Juárez Celman hacia uso de la intervención federal, otro contraste con el gobierno de Roca. Este silencio del roquismo se debía, en gran parte, por el rol para el cual el PAN había sido diseñado: como principal instrumento para implementar su política de orden.
Lo que provocó una grieta fue el tema de la jefatura del partido y la búsqueda de Juárez Celman de la unanimidad del poder. Agravada por las constantes intervenciones federales en provincias con gobernadores que no eran fieles al juarismo, o los derrocamientos en las mismas amparados por el Presidente. Estos factores provocaron el público rompimiento de La Tribuna Nacional con el gobierno de Juárez Celman, quien les cortó las suscripciones, obligándolo a cerrar.
Sin embargo, las debilidades del gobierno de Juárez Celman, como la reducción de la legitimidad a un discurso de progreso como fin y construida sobre lo materialmente contable, discurso que cayó con los signos negativos de la economía, lo llevarían a la crisis y pronto a su renuncia.